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Mostrando entradas de noviembre, 2020

DÍA 5: PEDRO

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El silencio se vio interrumpido a las seis y media cuando el enfermero le acercó los medicamentos para la presión, la diabetes, y las vitaminas. El médico le había mencionado su preocupación la semana pasada, ya que no estaba respondiendo al tratamiento como él quería. Sutilmente le sugirió que llamase algún familiar para informar la situación y estar prevenidos por cualquier cosa.  Sentado en la cama le preguntó por quinta vez al enfermero por el día y la hora. Para Pedro era un día especial para él, por qué recibiría visitas. El hombre lo miró y sin decir nada bajó la cabeza y le pidió que se vistiera, que no toleraría verlo caminar desnudo de nuevo por los pasillos. Encogiéndose de hombros no le dio importancia a lo que dijo y bajando despacio de la cama comenzó a llorar, recordando la vitalidad que el tiempo le había dado en préstamo, por el tiempo en que fue un honorable maestro de escuela, consagrado como directivo de una prestigiosa institución.  Rogándole a su cadera que se mo

DOS MANZANOS CON DOS MANZANAS

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  Al séptimo día del eclipse de las dos lunas se marchó sin girar su cabeza, todo posible recuerdo se iba borrando a medida que las cuadras la distanciaban de lo que había sido su hogar.  El tiempo ya había hecho su trabajo y al sentirse obsoleta a los nuevos avatares de ese mundo, que seguía desnudándose, decidió quedarse parada debajo del único manzano que existía.  Cumplidas cinco mil cuatrocientas setenta y cinco noches se dio cuenta que aún seguía allí, viendo pasar la existencia sin ningún tipo de resentimiento.  Al salir el segundo sol, se percató de la presencia de una mujer a su lado, que con lágrimas en los ojos le dio la mano. Comenzó a contarle todas aquellas historias con las cuales había crecido, de como lo mas humano, se reflejaba en pequeñas sonrisas de gestos sencillos y desinteresados. Que los finales de los cuentos tenían infinitos desenlaces.  Se rieron muchos días y compartieron los detalles más íntimos de esas verdades que se ocultan en la carne.  Ambas sabían que

ESCARABAJOS

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El niño escarba la mierda con su dedo índice. revuelve huele.  Sorprendido, logra tocar los escarabajos que habitan allí.  Se los manda a la boca sintiendo el aleteo en sus venas, pero los escarabajos comen mierda. A lo lejos... la soberbia  juegan backgammon escupiendo bosta, en sillas letrinadas, sin comprender que al niño le comen sus mierdas. Con fuerza el pequeño vocifera toda clase de mierdas  y antes de tomar la mano de su criada se caga encima. Silencio... Miradas. Silencio... Y la extraña sensación de tener  escarabajos en los intestinos, los come mierda. Todos ríen y revuelven con sus dedos índice la mierda del niño. Orgulloso aprende a cagar muchas clases de mierdas, muchas clases de escarabajos. La soberbia observa excretante con delicadeza, buscando en el catálogo una nueva mascota.

LAS MOIRAS

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Las moiras, ya no tejen el destino de la humanidad. Y en los suburbios de alguna ciudad, una anciana terminará pariendo con dolor los gritos del mundo. Salpicada de tierra, tierra negra, deja que los microbios la coman casi viva casi muerta. Conmovido el sol, le entrego los hilos del tiempo. Pasarán muchos años hasta que la niña que habitaba en la anciana, esculpiera una imagen de si. La vestirá con telas tejidas de tiempo desparramadas por la historia, al séptimo día se cobró la vida de la niña, arrebatada por resentimientos. No tendrá opción, explotando en si misma  dejo a la anciana bajo los escombros. Se cubrirá de lágrimas, preguntando ¿en qué fallaré? Así será, que recordará a las moiras y por que ya no tejen.