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DÍA 5: PEDRO

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El silencio se vio interrumpido a las seis y media cuando el enfermero le acercó los medicamentos para la presión, la diabetes, y las vitaminas. El médico le había mencionado su preocupación la semana pasada, ya que no estaba respondiendo al tratamiento como él quería. Sutilmente le sugirió que llamase algún familiar para informar la situación y estar prevenidos por cualquier cosa.  Sentado en la cama le preguntó por quinta vez al enfermero por el día y la hora. Para Pedro era un día especial para él, por qué recibiría visitas. El hombre lo miró y sin decir nada bajó la cabeza y le pidió que se vistiera, que no toleraría verlo caminar desnudo de nuevo por los pasillos. Encogiéndose de hombros no le dio importancia a lo que dijo y bajando despacio de la cama comenzó a llorar, recordando la vitalidad que el tiempo le había dado en préstamo, por el tiempo en que fue un honorable maestro de escuela, consagrado como directivo de una prestigiosa institución.  Rogándole a su cadera que se mo

DOS MANZANOS CON DOS MANZANAS

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  Al séptimo día del eclipse de las dos lunas se marchó sin girar su cabeza, todo posible recuerdo se iba borrando a medida que las cuadras la distanciaban de lo que había sido su hogar.  El tiempo ya había hecho su trabajo y al sentirse obsoleta a los nuevos avatares de ese mundo, que seguía desnudándose, decidió quedarse parada debajo del único manzano que existía.  Cumplidas cinco mil cuatrocientas setenta y cinco noches se dio cuenta que aún seguía allí, viendo pasar la existencia sin ningún tipo de resentimiento.  Al salir el segundo sol, se percató de la presencia de una mujer a su lado, que con lágrimas en los ojos le dio la mano. Comenzó a contarle todas aquellas historias con las cuales había crecido, de como lo mas humano, se reflejaba en pequeñas sonrisas de gestos sencillos y desinteresados. Que los finales de los cuentos tenían infinitos desenlaces.  Se rieron muchos días y compartieron los detalles más íntimos de esas verdades que se ocultan en la carne.  Ambas sabían que

ESCARABAJOS

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El niño escarba la mierda con su dedo índice. revuelve huele.  Sorprendido, logra tocar los escarabajos que habitan allí.  Se los manda a la boca sintiendo el aleteo en sus venas, pero los escarabajos comen mierda. A lo lejos... la soberbia  juegan backgammon escupiendo bosta, en sillas letrinadas, sin comprender que al niño le comen sus mierdas. Con fuerza el pequeño vocifera toda clase de mierdas  y antes de tomar la mano de su criada se caga encima. Silencio... Miradas. Silencio... Y la extraña sensación de tener  escarabajos en los intestinos, los come mierda. Todos ríen y revuelven con sus dedos índice la mierda del niño. Orgulloso aprende a cagar muchas clases de mierdas, muchas clases de escarabajos. La soberbia observa excretante con delicadeza, buscando en el catálogo una nueva mascota.

LAS MOIRAS

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Las moiras, ya no tejen el destino de la humanidad. Y en los suburbios de alguna ciudad, una anciana terminará pariendo con dolor los gritos del mundo. Salpicada de tierra, tierra negra, deja que los microbios la coman casi viva casi muerta. Conmovido el sol, le entrego los hilos del tiempo. Pasarán muchos años hasta que la niña que habitaba en la anciana, esculpiera una imagen de si. La vestirá con telas tejidas de tiempo desparramadas por la historia, al séptimo día se cobró la vida de la niña, arrebatada por resentimientos. No tendrá opción, explotando en si misma  dejo a la anciana bajo los escombros. Se cubrirá de lágrimas, preguntando ¿en qué fallaré? Así será, que recordará a las moiras y por que ya no tejen.

COLIBRÍ

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El jardín,  florece bajo la tierra muerta.  El silencio de las aves,  marcan la negritud de la savia bruta  que nutre las PLANTAS.  La VIDA...  Pasos de lo Inevitable.  Los zorzales picotean los huesos  abandonados en el genocidio,  de todos los días.  Descalza la muerte escucha el rechinar de muertos,  que saborea la tierra húmeda El colibrí se posa en las flores,  succionando el alquitrán que petrifica la belleza de lo efímero.  Néctar de la nueva naturaleza,  que derrite la carne.  Una hora pasará para que su plumaje desaparezca,  en los pensamientos de un niño  que masturba su mirada.  Dejando caer  un húmero,  un cubito,  una cadera,  así,  hasta la llegada de los zorzales.   

DÍA 4: BLANCA

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El ruido de las chapas flojas despertó a Blanca a las seis y media, una hora antes aproximadamente a que sonara el despertador. Asomándose por la ventana y afinando su oído, se dio cuenta de que se trataba del ruido de siempre, y se quedo más tranquila, sin embargo, no podía dejar de pensar en que debía juntar el dinero para llamar al albañil, había pasado un mes del presupuesto y temía que le subiera el precio de la mano de obra.  Mientras tomaba un café caliente, aprovechó para asomarse a la habitación de su niña mimada, y afirmada sobre el marco de la puerta no podía dejar de pensar en cuanto tiempo pasaba sola. Con bronca cerró despacio la puerta y no dejaba de murmurar lo difícil que es la vida para los pobres, si solo supieran lo complicado que es vivir con un sueldo que no alcanza a cubrir lo básico. Dejó la taza en el cúmulo de platos sucios y se fue a pegar la ducha reparadora de todas las mañanas. Al cerrar los ojos sentía como las preocupaciones corrían junto al agu

DÍA 3 : MICAELA

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Seis y media de la mañana y el llanto de Micaela solo tiene el objetivo de hacer levantar a su madre, para que la alimentara como todos los días. Una teta grande y turgente, la izquierda, que ella amaba tanto.  Al tercer llanto intenso, Micaela logró que su madre se levantará de la cama un poco disgustada y bastante despeinada, aun así, sacó la teta y Micaela sin pensarlo mucho estiro el pico para succionar el líquido de la felicidad. ¿es esto la vida? se decía a sí misma, mientras que con sus manitas apretaba la ubre jugosa de su madre, al punto de darse cuenta de que se estaba pasando de rosca, cuando sentía esa mirada que lo podía suspender todo.  De momentos percibía en ese tacto desenfrenado, la tensión de su madre. Había algo que la preocupaba. De reojo observó como ponía su vista en el reloj de la cocina, el que puteaba por que le recordaba a la suegra. Eso no le importó y siguió tomando la teta. Micaela comenzaba a llenarse, pero seguía a pesar de todo. La l

DÍA 2: MATÍAS

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El despertador sonó a las seis y media como todos los días y Matías se levantó desganado, pensando cuando seria noticia. Caminó con dirección al baño, pero antes de lavarse la cara y los dientes preparo todo en el comedor, para los ejercicios matutinos.  Frente al espejo, se quedo mirando su rostro, con el cepillo de dientes en la boca y restos de pasta dentífrica en los labios, aparentemente sin nada que pensar o preocupaciones cotidianas que sufrir. Allí cayó en cuenta de que debía quedarse en su casa y eso lo dejó sin sentido.  Miro su pene que no estaba del todo duro y tomándolo con la mano especuló que no habría problema, ¿qué le haría unos días de autocomplacencia a ese cuerpo, que era una maquina demandante de placeres carnales? Dejando de tocarse, ya que se estaba poniendo muy duro el panorama, sonrió y se fue al comedor no sin antes colocarse un suspensorio que había comprado para usar con el desconocido de turno.  Matías sabía que si seguía con esas a

DÍA 1: JULIA

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El despertador sonó a las seis y media como todos los días. Abriendo los ojos muy molesta, ya que a nadie le gusta levantarse tan temprano par ir a pasar gran parte del día en un lugar donde hay muchas sonrisas y muchos puñales. Antes de ir al baño, encendió la radio como de costumbre, pensando que hoy debía encontrase con Lucas. Era el día de más incertidumbre para Julia, hace tiempo que le venía coqueteando y Lucas hace tiempo que no tomaba la iniciativa.  Educada de manera muy tradicional Julia nunca se animó a dar el primer paso, eso le resultaba algo extraño.  Mirando el reloj, comenzó a apresurarse, pero debía elegir muy bien que ponerse ya que de allí salía a ver a su futuro algo, como les decía a sus amigas, sin olvidar que hoy también era la reunión de padres, para explicar cómo serían las semanas de adaptación de los peques.  La mañana ya comenzaba a tomar otro tinte, sobre todo por haber recordado lo de Lucas. Dejando la ropa sobre la cama entro a ducharse

ALAS.

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Un dispenser de números,  juega a la lotería con el destino de un oruga que no llegará a mariposa.  Sabe qué la muerte ambiciona sus alas, y las antenas transpiradas dejan ver la incertidumbre  de un gusano que no quiere arrastrarse por un alma.  Las hormigas desean apiadarse de su destino,  pero juegan a no ver lo que están viendo,  a disfrutar de lo macabro de un dispenser de números.  Con suerte,  el tiempo suavizará la metamorfosis,  entre los minutos bajo una pantalla qué dispara llantos de cementerio. Letras y números...  Frente a la ventanilla, las mandíbulas de la muerte mastican palabras de espera,  escudada con bijou de catálogo pintarrajeada con pigmentos de indiferencia.  Juego tras juego,  el dispenser de números lo mira de reojo, ofreciendo nuevas oportunidades a insectos desesperados.  Hay tiempo para tomar mates con la muerte,  las hormigas quieren aprender el arte de saber manipular el vacío silencioso.  Sólo esperan que se vaya,  que se marche a la rama do

HORMIGAS.

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Los pliegues en la piedra muestran las cicatrices del tiempo,  colocadas unas sobre otras.  Los pliegues de las rocas se van quebrando con los pensamientos de personas  que no saben qué decir o qué hacer,  ante un tiempo que coloca a cada una de ellas al azar.  Se quiebran...  Se rajan...  y el llanto de la naturaleza surca nuevas escaleras que nadie usa.  Sobre los pliegues de las rocas,  las hormigas juegan a un laberinto sin saberlo,  buscan entre medio de los pliegues la salida de las rocas.  Sobre los pliegues de las rocas se tejen redes que no enredan,  se escriben melodías que no se oyen.  Sobre los pliegues de las rocas se aplastan a las hormigas que desobedecen.  Sobre los pliegues de la roca descansa la naturaleza,  deja su vista sobre las manitas que tratan de tomarla,  enceguecida lamenta su existencia y llorando hormigas, levanta un muro entre sus piernas.  Sobre los pliegues de las rocas,  la naturaleza herida se